miércoles, 1 de julio de 2009

MARGUERITE DURAS





“Se equivocaban. El error que se había cometido, en pocos segundos, se propaló por todo el universo. El escándalo estaba a la escala de Dios. Mi hermano menor era inmortal y no lo habíamos advertido. La inmortalidad había sido encubierta por el cuerpo de ese hermano mientras vivió y nosotros no comprendimos que era aquel cuerpo donde la inmortalidad se hallaba alojada. El cuerpo de mi hermano estaba muerto. La inmortalidad había muerto con él… Habría que prevenir a la gente de esas cosas. Enseñarles que la inmortalidad es mortal, que puede morir, que ha ocurrido, que sigue ocurriendo. Que no se muestra nunca como tal, que es la duplicidad absoluta. Que la vida es inmortal mientras se vive, mientras se está con vida… Que es tan falso decir que carece de principio y de fin como decir que empieza y termina en la vida del alma desde el momento en que participa del alma y de la prosecución del viento”…

De: El Amante.

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